
La situación vivida por Bret Hart en SummerSlam, donde no se le asignó un asiento tras un viaje de seis horas desde Calgary, ha generado dos narrativas completamente opuestas. Una de ellas, impulsada por el ex guionista de WWE Vince Russo, apunta a una represalia personal y deliberada orquestada por Paul «Triple H» Levesque. La otra versión sugiere que el miembro del Salón de la Fama fue simplemente una víctima más de un problema logístico generalizado.
La teoría de una venganza planeada se sustenta en la firme acusación de Russo, quien cree que todo fue una respuesta a un gesto de Hart durante la ceremonia del Salón de la Fama de WWE. Según Russo, Hart habría puesto los ojos en blanco hacia Triple H después de su presentación, una reacción que habría sido comunicada de inmediato al directivo. A partir de ahí, se habría ideado el plan para humillar a la leyenda.
Cara, usted sabe que esto fue llevado a la atención de Triple H inmediatamente. Entonces, ¿qué hacen? Invitan al tipo a SummerSlam. Él llega allí y no tienen un asiento para él. Ah, qué bonito.
Esta versión de los hechos, sin embargo, contrasta con informes que indican que el problema no fue un ataque personal contra Hart. Al parecer, WWE implementó una estricta política de no distribuir entradas de cortesía para SummerSlam debido a la alta venta de boletos, lo que provocó problemas de asientos para varias personas. Un ejemplo notable fue el de Noelle Foley, hija de Mick Foley, quien tampoco consiguió un lugar y tuvo que ser reubicada en una zona de prensa.
Más allá de las especulaciones sobre los motivos, el propio Bret Hart compartió su perspectiva sobre el incidente durante una aparición en la Vaughan Comic Con. El veterano de 68 años expresó que el episodio le hizo sentir que sus contribuciones a la historia de la lucha libre no eran del todo valoradas por la compañía. Para añadir más contexto a su sentir, Hart señaló que Kevin Nash, un conocido asociado de Triple H, sí consiguió un asiento en el MetLife Stadium para presenciar el evento.